martes, 8 de noviembre de 2011

Nueva presentación de Benny Souchiate


Miércoles 9 de noviembre, 18:00, en la Universidad Regiomontana. Edificio CEDAE por la calle Matamoros, en Monterrey, N.L.

domingo, 6 de noviembre de 2011

"La leyenda de Borrasca", por Benny Souchiate

En mi escuela, hay una leyenda acerca de un árbol que está en el patio de juegos. Se dice que de una de sus ramas colgaron a un rufián que hace más de 100 años robaba y atemorizaba a la gente de Loma Príncipe. Este bandido vivía en una de las muchas montañas de la Cordillera Providencial y era el jefe de una banda llamada “la marabunta vil”. El nombre de este criminal era Verdigum Bruneck y decían que era muy cruel y despiadado.
Desde hace 100 años, toda la gente ha creído esa historia, pero la verdad es que Verdigum Bruneck no fue colgado de ese árbol… Bueno, sí lo colgaron, pero antes de que estirara la pata, alguien lo rescató.
Lo atraparon durante un asalto a un tren que iba de Joybilo a Loma Príncipe. Alguien había regado el chisme de que en uno de los vagones del tren habría una cantidad de oro tan grande que quien la tuviera no tendría que preocuparse nunca más por trabajar porque se haría millonario. Verdigum no pudo controlar la tentación y junto a su “marabunta vil” tendió una trampa sobre las vías y obligó al tren a detenerse. Cuando abrió la puerta del vagón donde se supone que estaba el dinero, se encontró con el alcalde de Loma Príncipe y sus guardias. Sus secuaces lo abandonaron y él fue apresado y condenado a la horca. 
Todo el pueblo de Loma Príncipe se juntó en el lugar donde iban a ahorcarlo. A una gran parte de la gente le había robado, así que no quisieron desaprovechar la oportunidad para gritarle cosas y aventarle verduras  y frutas podridas mientras era llevado al árbol del que ya les hablé y que, en ese entonces no estaba en el patio de mi escuela… bueno, más bien el patio de mi escuela todavía no estaba ahí.
Aunque sabía que en poco tiempo estaría dos metros sobre tierra y luego dos bajo tierra, Verdigum no se mostraba asustado, ni arrepentido. Es más, su misterioso rostro asustó a algunos  de los que fueron a ver cómo lo ahorcaban.
El alcalde de Loma Príncipe le echó la soga al cuello y después dio la indicación a sus guardias de que jalaran el otro lado de la soga que estaba colgada sobre la rama. El cuerpo de Verdigum empezó a elevarse y a estrujarse como una lombriz recién desenterrada. Justo en ese momento, se escuchó un trueno muy fuerte.
El alcalde, sus guardias, la gente reunida en el árbol y, hasta Verdigum que casi no podía respirar, pudieron ver que de una de las montañas venía bajando a toda prisa un caballo negro. Cuando apareció, el cielo empezó a nublarse y el día, que hasta entonces había estado muy bonito y muy soleado, de pronto se oscureció de una manera muy tenebrosa. “Es Borrasca”, decía la gente con miedo y también con asombro. Muchos salieron corriendo como balas porque le temían al caballo; se decía que Borrasca era uno de los dioses que reinaban sobre el territorio la Cordillera Providencial antes de que fuera habitada y ahora quería vengarse de los intrusos.  En pocos segundos, el caballo ya había llegado al lugar y se abría paso entre los que seguían ahí porque estaban paralizados de miedo.
Los guardias que sostenían Verdigum soltaron la soga y también salieron corriendo muy asustados. Entonces, el criminal cayó sobre el lomo del caballo y luego se desmayó.  El alcalde fue testigo de cómo Borrasca se alejaba a toda velocidad con Verdigum Bruneck montado sobre él. Después empezó a llover muy fuerte, tanto que muchos lugares de Loma Príncipe se inundaron.                
Cuando Verdigum Bruneck despertó, se encontró con que sus manos ya estaban desatadas. Borrasca estaba frente a él. “¿Me salvaste?”, le preguntó. “Perdiste tu tiempo, caballo. Debiste salvar a alguien que valiera la pena”.  El criminal le dio la espalda a Borrasca, dispuesto a buscar a sus secuaces para vengarse de ellos por haberlo abandonado. Pero en eso, unos gritos a lo lejos llamaron su atención.
En medio del río, que había crecido demasiado por la lluvia,  había dos niños que se quedaron atrapados sobre el tronco de un árbol; eran ellos quienes gritaban pidiendo auxilio.  Verdigum Bruneck montó a Borrasca y los dos atravesaron el río hasta donde estaban los niños y lograron ponerlos a salvo. Verdigum descubrió por qué Borrasca lo había salvado: era su destino rescatar a esos niños de ser arrastrados por la corriente. En ese momento decidió dejar el crimen y se dedicó a hacer el bien.
Se dice que Borrasca acompañó a Verdigum hasta el día en que el ex criminal murió; y desde entonces hasta ahora,  se dedica a vagar por las montañas de la Cordillera Providencial para ayudar a quien lo necesite.

Este texto aparece en el capítulo 12 del libro "Benny Souchiate".
©Jorge Alberto Silva

martes, 18 de octubre de 2011

Esta es la historia de un faro (Fragmento del capítulo 1 de Benny Souchiate)

 
Benny Souchiate escribió estas siete palabras en su cuaderno de pastas azules y después se llevó la mano a la frente, como lo hace siempre que quiere concentrarse. Le vino la idea de escribir una historia sobre un faro luego de ver la foto de uno que le gustó mucho en un libro llamado “Los faros de la costa sur”. Estaba sobre una isla rocosa, sin mucha vegetación, justo al centro de una bahía. Las letritas al pie de la foto decían que era una construcción con más de cien años de antigüedad que había sido abandonada hace décadas. A Benny se le ocurrieron un montón de historias acerca del faro, pero como la foto le inspiraba un poco de miedo, optó por escribir una historia de fantasmas:


En la bahía de Sothanbar, frente al puerto del mismo nombre, había un faro que llevaba más de veinte años abandonado. Esto porque los barcos que solían llegar a Sothanbar ya no llegaban, y si no había barcos... ¿para qué tener un faro? Así que el jefe del puerto decidió cerrar el faro con unas cadenas y un candado muy grande y ya nadie pudo entrar.


Veinte años le parecieron una eternidad a Benny, así que decidió corregir. Tachó la palabra “veinte” y escribió encima, con letras más pequeñas, la palabra “diez”.


Diez años también eran casi una vida para Benny, ya que sólo tiene once, pero le pareció mucho mejor opción que veinte. Una vez corregido el detalle, prosiguió:


"Como ya no llegaban barcos, la gente del puerto se quedó sin trabajo y tuvo que irse a otros lugares. Sothanbar casi quedó en el abandono. Sólo quedaron algunas personas que eran muy felices ahí y que por eso no se iban. Pero un día, pasó algo que estremeció a los pocos habitantes que quedaban en Sothanbar".


Benny había leído la palabra “estremecer” en un cuento de fantasmas. Como no sabía su significado, buscó en el diccionario y esto fue lo que encontró:



estremecer v. tr. Conmover, hacer temblar. || Alterar, sobresaltar.



El significado de la palabra tuvo sentido para él porque logró relacionarlo con experiencias que había tenido: el día que rompió la costosa lámpara de su mamá, más que temblar, se estremecía del susto. La palabra se convirtió en una de sus favoritas. La usaba para todo: “esto se estremece”, “aquello se estremeció”, “tú te estremecerás”. Estaba ansioso por utilizarla en alguna de sus historias, y al fin tenía una oportunidad.

"Los pobladores de Sothanbar se sorprendieron al ver que una luz muy intensa alumbraba todo el pueblo. Un señor muy viejito se dio cuenta de que se trataba del faro. ¡Alguien lo había encendido y después había dirigido la luz hacia el pueblo! El jefe, muy enojado, les pidió a algunos señores que lo acompañaran hasta el faro para averiguar quién lo había encendido. Cuando llegaron a la puerta del faro, la encontraron justo como la habían dejado diez años atrás: cerrada, con las cadenas y con el enorme candado. Como el jefe sabía que no existía otra forma de entrar al faro además de la puerta, llegó a la conclusión de que se trataba de un evento sobrenatural. Un fantasma, un espíritu o, algo por el estilo, se había apoderado del faro. Los acompañantes del jefe se asustaron cuando éste les dijo lo que pensaba... pero ese susto no fue nada, comparado con el que sintieron cuando escucharon una voz desconocida..."

martes, 11 de octubre de 2011

Imágenes de la presentación de Benny Souchiate...









Muchas gracias s Sylvia Ramírez por estas imágenes tomadas durante la presentación de Benny Souchiate el pasado 1 de octubre en el Centro Cultural Barrio Antiguo Monterrey.

martes, 4 de octubre de 2011

Entrevista en radio


El pasado 1 de septiembre estuve en el programa "Para leer en bicicleta" en Frecuencia Tec 94.9 FM. Tuve una charla muy amena con la conductora del programa, Larisa González, acerca de "Benny Souchiate". Este fue, oficialmente, el primer evento promocional del libro, así que agradezco infinitamente a Larisa, quien se expresa del libro en términos por demás elogiosos, la oportunidad de haber compartido con los radioescuchas cómo inició este fantástivo proyecto.

Pueden escuchar la grabación de este programa en el siguiente vínculo. Den clíck en la opción "Download audio file" para guardarlo o sólo reproducirlo.

http://fil.mty.itesm.mx/node/1282

Y no se pierdan este interesante programa de radio sobre literatura, "Para leer en bicicleta". Los jueves a las 17:00 hrs. por Frecuencia Tec 94.9 FM

lunes, 3 de octubre de 2011

¿Quién es Benny Souchiate?

"Benny Souchiate" es un libro del escritor mexicano Jorge Alberto Silva, acerca de un niño de 11 años que vive junto a sus padres en Loma Príncipe, una ciudad que se dedica a la extracción y procesamiento de piedra. Sus gustos no son precisamente los más comunes: le encanta escribir historias en su cuaderno de pastas azules; esto lo lleva a ser un niño retraído y callado.

Cuando decide perseguir  un misterioso avión de papel, se enfrasca en una aventura que lo lleva más allá de las montañas de su ciudad. Su recorrido está lleno de peligros y amenazas, pero también de nuevos amigos e increíbles historias.

Sólo basta dar un paso para iniciar el viaje…